“Al pasar junto al monte Thai, Confucio avanzó hacia una
mujer que lloraba amargamente junto a una tumba. El Maestro se apresuró y llegó
rápidamente hasta ella; entonces envió a Lze-lu para que la interrogase.
"Tus lamentos - le dijo - son de quien ha sufrido un dolor tras
otro". Ella replicó: «Así es. Una vez el padre de mi marido fue muerto aquí por
un tigre. Mi marido fue también muerto y ahora ha muerto mi hijo del mismo modo».
El Maestro dijo: « ¿Por qué no dejas este lugar? ». La respuesta fue: «Aquí
no hay un gobierno opresor». El Maestro dijo entonces: «Recordad esto, hijos míos: el
gobierno opresor es más terrible que los tigres».”
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