martes, 30 de agosto de 2011

El sutil arte de detectar camelos, por Carl Sagan

Bueno, quiero compartir con vosotros este magnífico texto sacado del sensacional libro “El mundo y sus demonios”, de nuestro querido y difunto amigo Carl Sagan. Toda una vacuna llena de escepticismo y sin duda una buena guía cargada de valiosos consejos para tener presentes a la hora de aventurarnos a evaluar ideas, afirmaciones, opiniones, argumentaciones... tanto nuestras, como de los demás. Con ustedes la joya del “equipo de detección de camelos”:

“El pensamiento escéptico es simplemente el medio de construir, y comprender, un argumento razonado y —especialmente importante— reconocer un argumento falaz o fraudulento. La cuestión no es si nos gusta la conclusión que surge de una vía de razonamiento, sino si la conclusión se deriva de la premisa o punto de partida y si esta premisa es cierta.

Entre las herramientas:
• Siempre que sea posible tiene que haber una confirmación independiente de los «hechos».
• Alentar el debate sustancioso sobre la prueba por parte de defensores con conocimiento de todos los puntos de vista.
• Los argumentos de la autoridad tienen poco peso: las «autoridades» han cometido errores en el pasado. Los volverán a cometer en el futuro. Quizá una manera mejor de decirlo es que en la ciencia no hay autoridades; como máximo, hay expertos.
• Baraje más de una hipótesis. Si hay algo que se debe explicar, piense en todas las diferentes maneras en que podría explicarse. Luego piense en pruebas mediante las que podría refutar sistemáticamente cada una de las alternativas. Lo que sobrevive, la hipótesis que resiste la refutación en esta selección darwiniana entre «hipótesis de trabajo múltiples» tiene muchas más posibilidades de ser la respuesta correcta que si usted simplemente se hubiera quedado con la primera idea que se le ocurrió.
• Intente no comprometerse en exceso con una hipótesis porque es la suya. Se trata sólo de una estación en el camino de búsqueda del conocimiento. Pregúntese por qué le gusta la idea. Compárela con justicia con las alternativas. Vea si puede encontrar motivos para rechazarla. Si no, lo harán otros.
• Cuantifique. Si lo que explica, sea lo que sea, tiene alguna medida, alguna cantidad numérica relacionada, será mucho más capaz de discriminar entre hipótesis en competencia. Lo que es vago y cualitativo está abierto a muchas explicaciones. Desde luego, se pueden encontrar verdades en muchos asuntos cualitativos con los que nos vemos obligados a enfrentarnos, pero encontrarlas es un desafío mucho mayor.
• Si hay una cadena de argumentación, deben funcionar todos los eslabones de la cadena (incluyendo la premisa), no sólo la mayoría.
• El rasero de Occam. Esta conveniente regla empírica nos induce, cuando nos enfrentamos a dos hipótesis que explican datos igualmente buenos, a elegir la más simple.
• Pregúntese siempre si la hipótesis, al menos en principio, puede ser falsificada. Las proposiciones que no pueden comprobarse ni demostrarse falsas, no valen mucho. Consideremos la gran idea de que nuestro universo y todo lo que contiene es sólo una partícula elemental —un electrón, por ejemplo— en un cosmos mucho más grande. Pero si nunca podemos adquirir información de fuera de nuestro universo, ¿no es imposible refutar la idea? Ha de ser capaz de comprobar las aseveraciones. Debe dar oportunidad a escépticos inveterados de seguir su razonamiento para duplicar sus experimentos y ver si se consigue el mismo resultado.

[...]

Además de enseñamos qué hacer cuando evaluamos una declaración de conocimiento, un buen equipo de detección de camelos también debe enseñamos qué no hacer. Nos ayuda a reconocer las falacias más comunes y peligrosas de la lógica y la retórica. Se pueden encontrar muchos buenos ejemplos en religión y política, porque sus practicantes a menudo se ven obligados a justificar dos proposiciones contradictorias. 

Entre esas falacias se encuentran:
• ad hominem: latín «contra el hombre», atacar al que discute y no a su argumentación (p. ej.: El reverendo doctor Smith es un conocido fundamentalista de la Biblia, por lo que sus objeciones a la evolución no deben tomarse en serio);
• argumento de autoridad (p. ej.: El presidente Richard Nixon debería ser reelegido porque tiene un plan secreto para terminar la guerra en el sudeste de Asia... pero, como era secreto, el electorado no tenía ninguna manera de evaluar sus méritos; el argumento equivalía a confiar en él porque era presidente: craso error, como se vio);
• argumento de consecuencias adversas (p. ej.: Debe existir un Dios que dé castigo y recompensa porque, si no, la sociedad sería mucho más ilegal y peligrosa, quizá incluso ingobernable. O: El acusado en un juicio de asesinato con mucha publicidad recibió el veredicto de culpable; en otro
caso, habría sido un incentivo para que otros hombres matasen a sus esposas);
• llamada a la ignorancia; la declaración de que todo lo que no ha sido demostrado debe ser cierto, y viceversa (es decir: No hay una prueba irresistible de que los ovnis no estén visitando la Tierra; por tanto, los ovnis existen... y hay vida inteligente en todas partes en el universo. O: Puede haber setenta mil millones de otros mundos pero, como no se conoce ninguno que tenga el avance moral de la Tierra, seguimos siendo centrales en el universo.) Esta impaciencia con la ambigüedad puede criticarse con la frase: la ausencia de prueba no es prueba de ausencia;
• un argumento especial, a menudo para salvar una proposición en un problema retórico profundo (p. ej.: ¿Cómo puede un Dios compasivo condenar al tormento a las generaciones futuras porque, contra sus órdenes, una mujer indujo a un hombre a comerse una manzana? Argumento especial: no entiendes la sutil doctrina del libre albedrío. O: ¿ Cómo puede haber un Padre, Hijo y Espíritu Santo igualmente divinos en la misma persona? Argumento especial: no entiendes el misterio divino de la Santísima Trinidad. O: ¿Cómo podía permitir Dios que los seguidores del judaísmo, cristianismo e islam —obligados cada uno a su modo a medidas heroicas de amabilidad afectuosa y compasión— perpetraran tanta crueldad durante tanto tiempo? Argumento especial: otra vez, no entiendes el libre albedrío. Y en todo caso, los caminos de Dios son misteriosos);
• pedir la pregunta, llamado también asumir la respuesta (p. ej.: Debemos instituir la pena de muerte para desalentar el crimen violento. Pero ¿se reduce la tasa de delitos violentos cuando se impone la pena de muerte? O: El mercado de acciones sufrió ayer una caída debido a un ajuste técnico y la  retirada de beneficios por los inversores... pero ¿hay alguna prueba independiente del papel causal del «ajuste» y retirada de beneficios; nos ha enseñado algo esta explicación implícita?);
• selección de la observación, llamada también enumeración de circunstancias favorables o, como lo describió Francis Bacon, contar los aciertos y olvidar los fallos24 (p. ej.: Un Estado se jacta de los presidentes que ha tenido, pero no dice nada de sus asesinos en serie);
• estadísticas de números pequeños, pariente cercano de la selección de la observación (p. ej.: «Dicen que una de cada cinco personas es china. ¿Cómo es posible? Yo conozco cientos de personas" y ninguna de ellas es china. Suyo sinceramente.» O: He sacado tres sietes seguidos. Esta noche no puedo perder»);
• incomprensión de la naturaleza de la estadística (p. ej.: El presidente Dwight Eisenhower expresa asombro y alarma al descubrir que la mitad de los americanos tienen una inteligencia por debajo de la media);
• inconsistencia (p. ej.: Prepararse con toda prudencia para lo peor de que sea capaz un adversario militar potencial, pero ignorar las proyecciones científicas en peligros medioambientales para ahorrar porque no están «demostrados». O atribuir el descenso de la esperanza de vida en la antigua Unión Soviética a los defectos del comunismo hace muchos años; pero no atribuir nunca la alta tasa de mortalidad infantil de Estados Unidos (ahora la más alta de las principales naciones industriales) a los defectos del capitalismo. O considerar razonable que el universo siga existiendo siempre
en el futuro, pero juzgar absurda la posibilidad de que tenga una duración infinita hacia el pasado);
• non sequitur: «no sigue», en latín (p. ej.: Nuestra nación prevalecerá porque Dios es grande. Pero casi todas las naciones pretenden que eso es cierto; la formulación alemana era: «Gott mit uns»), A menudo, los que caen en la falacia non sequitur es simplemente que no han reconocido posibilidades alternativas;
• post hoc, ergo propter hoc: en latín, «después de esto, luego a consecuencia de esto» (p. ej.: Jaime Cardinal, arzobispo de Manila: «Conozco... a una mujer de veintiséis años que parece tener sesenta porque toma pildoras {anticonceptivas}.» O: Cuando las mujeres no votaban, no había armas nucleares);
• pregunta sin sentido (p. ej.: ¿Qué ocurre cuando una fuerza irresistible choca con un objeto inamovible? Pero si existe algo así como una fuerza irresistible no puede haber objetos inamovibles, y viceversa);
• exclusión del medio o falsa dicotomía: considerar sólo los dos extremos en un continuo de posibilidades intermedias (p. ej.: «Sí, claro, ponte de su parte; mi marido es perfecto; yo siempre me equivoco.» O: «El que no quiere a su país lo odia.» O: «Si no eres parte de la solución, eres parte del problema»);
• corto plazo contra largo plazo: un subgrupo de la exclusión del medio, pero tan importante que lo he destacado para prestarle atención especial (p. ej.: No podemos emprender programas para alimentar a los niños desnutridos y educar a los preescolares. Se necesita tratar con urgencia el crimen en las calles. O: ¿Por qué explorar el espacio o seguir la ciencia fundamental cuando tenemos un déficit de presupuesto tan enorme?);
• terreno resbaladizo, relacionado con la exclusión del medio (p. ej.: Si permitimos el aborto en las primeras semanas de embarazo, será imposible impedir la muerte de un bebé formado. O al contrario: Si el Estado nos prohíbe abortar aunque sea en el noveno mes, pronto nos empezará a decir lo que tenemos que hacer con nuestro cuerpo en el momento de la concepción);
• confusión de correlación y causa (p. ej.: Una encuesta muestra que hay más homosexuales entre los licenciados universitarios que entre los de menor educación; en consecuencia, la educación hace homosexual a la gente. O: Los terremotos andinos están correlacionados con aproximaciones más cercanas del planeta Urano; en consecuencia —a pesar de la ausencia de una correlación así para el planeta más cercano y más imponente, Júpiter—, lo segundo causa lo primero
• hombre de paja: caricaturizar una postura para facilitar el ataque (p. ej.: Los científicos suponen que los seres vivos se formaron juntos por casualidad,  una formulación que ignora deliberadamente la principal idea darwiniana: que la naturaleza avanza conservando lo que funciona y descartando lo que no. O, y eso también es una falacia a largo/corto plazo, los defensores del medio ambiente se preocupan más por los caracoles y los buhos moteados que por las personas);
• prueba suprimida, o media verdad (p. ej.: Aparece en televisión una «profecía» sorprendentemente precisa y ampliamente citada del intento de asesinato del presidente Reagan, pero —detalle importante— ¿fue grabada antes o después del acontecimiento? O: Estos abusos del gobierno exigen una revolución, aunque sea imposible hacer una tortilla sin romper antes los huevos. Sí, pero ¿en esta revolución morirá más gente que con el régimen anterior? ¿Qué sugiere la experiencia de otras revoluciones? ¿Son deseables y en interés del pueblo todas las revoluciones contra regímenes opresivos?
• palabras equívocas (p. ej.: La separación de poderes de la Constitución de Estados Unidos especifica que este país no puede entrar en guerra sin una declaración del Congreso. Por otro lado, los presidentes tienen el control de la política exterior y la dirección de las guerras, que son herramientas potencialmente poderosas para conseguir la reelección. Los presidentes de cualquier partido político podrían verse tentados por tanto a disponer guerras mientras levantan la bandera y llaman a las guerras otra cosa: «acciones de policía», «incursiones armadas», «golpes reactivos de protección», «pacificación», «salvaguarda de los intereses americanos», y una gran variedad de «operaciones», como las de la «Operación Causa Justa». Los eufemismos para la guerra forman parte de una gran clase de reinvenciones del lenguaje con fines políticos. Talleyrand dijo: «Un arte importante de los políticos es encontrar nombres nuevos para instituciones que bajo sus nombres viejos se han hecho odiosas al pueblo»).

Conocer la existencia de esas falacias retóricas y lógicas completa nuestra caja de herramientas. Como todas las herramientas, el equipo de detección de camelos puede usarse mal, aplicarse fuera de contexto o incluso emplearse rutinariamente como alternativa al pensamiento. Pero, si se aplica con juicio, puede marcar toda la diferencia del mundo, y nos ayuda a evaluar nuestros propios argumentos antes de presentarlos a otros. ” - Carl Sagan, El mundo y sus demonios (Capítulo: El sutil arte de detectar camelos)

Carl Sagan



sábado, 27 de agosto de 2011

Dios, religiones y la sociedad

Quiero hablar, entre otras cosas, del tipo de cuestiones que pueden surgir a la hora de intentar entender la mente de Dios.

Siempre nos venden a Dios como un ser que nos ama a todos y cada uno de los seres humanos de la tierra, a todos por igual, que vela por nosotros, que su amor, infinito, es la única finalidad y sentido de la vida, pues sin él y sin su amor es “obvio” que la vida carece de sentido. Ante este tipo de afirmaciones uno no puede evitar de primeras plantearse preguntas como ¿por qué hay gente tan desgraciada en el mundo?, ¿por qué Dios permite el sufrimiento, el hambre y las guerras?, ¿por qué no realiza una intervención divina y pone solución a todas estas desgracias e injusticias? Bueno, estas preguntas son muy fáciles de responder para algunas religiones como la cristiana, la que por cultura más conozco. Esta podría ser una posible respuesta:
“Por que Dios nos proporcionó libre albedrío jurando no volver a intervenir en los asuntos de los hombres, y gracias a esta libertad hemos destrozado el mundo, provocando guerras, pobreza, y al final nos daremos cuenta que el único camino es él y bla y Jesucristo y bla bla blaaaa etc etc...”. 

Bien, estando más o menos de acuerdo con la respuesta, así como con la actitud narcisista y rencorosa del todopoderoso, la respuesta anterior no evita que surjan más preguntas. De acuerdo, todo este horror deriva del egoísta comportamiento del ser humano (creado a imagen y semejanza de Dios), es nuestra culpa, nuestra culpa, nuestra gran culpa, pero ¿por qué permite que haya enfermedades, o que nazca gente con discapacidades? Tras esta pregunta pensamos que obtener una respuesta puede ser más complicado, pero estamos equivocados: "Pues mire usted, cuando Dios creó al hombre le advirtió que no le desobedeciera. El hombre le desobedeció y en consecuencia se ganó la muerte y las enfermedades. Pues cuando una persona muere de cáncer, no es Dios quien lo causa, es el pecado que el hombre se ganó cuando lo desobedeció y  bla bla bla...". Vaya, así que a ese Dios que tanto nos ama se le vuelve a ver el plumero del rencor y la venganza, puede que al fin y al cabo si que estemos hechos a su imagen y semejanza. De nuevo, lejos de estar satisfechos con una respuesta de este estilo, vamos a darla por buena, a pesar de que una vez más su único apoyo sea constar en un libro sagrado como la Biblia. Por el momento desconozco que justificaciones darán otros libros sagrados pero imagino que no dejaran de ser similares. 

En fin, es hora de entrar en cuestiones más rebuscadas. Si Dios nos quiere a todos por igual, y dando por hecho que la vida terrenal es un mero trámite para la vida eterna allá en el cielo, ¿Qué beneficio obtiene toda esa gente que su estancia en la tierra es un calvario?, ¿obtiene una mejor posición en el cielo?, ¿más cerca de Cristo?, ¿por qué esa persona y no yo?, ¿no debemos ser todos tratados iguales?, ¿qué es eso de un plan divino?, ¿esas duras pruebas son para dar ejemplo de fortaleza al resto de la humanidad?, ¿por qué quiere darnos ejemplo con esas pruebas si juró desentenderse de los asuntos humanos?...Estas son algunas de las preguntas que se me ocurren de manera inmediata tras las respuestas de las anteriores, así como otras muchas más. Cuando morimos ¿con que estado de consciencia vivimos en el cielo?, porque si morimos de bebes, ¿nos pasaremos la eternidad sin saber hablar?, ¿creceríamos en el cielo? Si la selección natural, que ha sido más que confirmada y dudar de ella es tan disparatado como dudar de la gravedad, así como el estudio de los códigos genéticos, han demostrado que somos tan animales como los animales, que descendemos de formas menos complejas, ¿tienen alma una planta, un mejillón o una medusa?, porque ¿si no tienen? ¿en qué momento de la evolución humana surgió la mutación del alma? Y especulaciones similares surgen si uno se plantea la vida en otros planetas. Podemos seguir haciéndonos preguntas indefinidamente, y muchas de ellas, la religión tal como yo la conozco, no creo que ofrezca respuestas. Pero que la religión no sea capaz de contestar a estas preguntas no convierte en menos viable la existencia de un Dios o “algo” sobrenatural, ni siquiera el caso de que ninguna religión sea cierta. Al fin y al cabo puede que exista algo más allá de nuestro alcance, que desempeñe un papel vital en el funcionamiento u origen de la naturaleza, ¿quién sabe? De creer en este tipo de "ser", ¿deberíamos llamarlo Dios? Hay muchas cuestiones ante las que plantearse una respuesta provoca vértigo y que posiblemente estamos aún lejos de obtener una respuesta, si es que es posible encontrarla. Yo personalmente me inclino por pensar que muchas ni si quiera tengan respuesta, el mundo no está aquí para tener sentido o para que nosotros lo entendamos, simplemente está. En mi opinión, el tradicional concepto de Dios, el típico que desea ser adorado, vela por nosotros o le importa que se haga el bien o el mal, hoy por hoy carece de sentido.

Pero bueno, al fin y al cabo las religiones a menudo juegan un papel saludable en la vida de muchas personas. No hay que olvidar que promueven valores morales, algunos de los cuales si todos siguiéramos viviríamos en un mundo de autentica paz y felicidad. Pero no creo que sea necesaria una religión para poseer una moralidad. De hecho hay gran número de valores que han surgido fuera de un contexto religioso. Como bien argumentó Richard Dawkins durante un debate:

 “¿Acaso no podemos construir una sociedad que tenga los principios morales con los que queremos vivir? En cuanto a los valores morales aceptados por la gente moderna, la gente del siglo XXI: ya no aceptamos la esclavitud, creemos en la igualdad de las mujeres, creemos en la bondad, en le respeto a los animales, todos estos son recientes. Tienen poco fundamento en las escrituras bíblicas o coránicas, son cosas que se han desarrollado durante la historia por la razón, la discusión argumentativa y la filosofía moral política. No vienen de la religión.” 

El problema es cuando su aportación positiva se queda únicamente ahí, en unos valores que ya no necesitan de religión para existir. Además, las religiones han sido y siguen siendo responsables de las mayores barbaridades cometidas por el hombre, siempre justificando sus actos con la voluntad de Dios (véase por ejemplo Yihads, Inquisición). 

Por otro lado todos tememos miedo a la idea de que la muerte signifique "GAME OVER". Nos gustaría volvernos a encontrar con los seres queridos que se han ido. Es obvio que sería mucho más maravilloso una vida eterna y divina de la muerte entre nubes de algodón rodeado de mil vírgenes (aunque yo la preferiría ya experimentadas), y mucha gente no sería capaz de vivir sin este seguro hacia la eternidad, haciendo que la vida carezca de sentido, pero por desear esto no podemos ponernos una venda en los ojos y perecer ante el sentido común. Al igual que debemos dejar de creer en los reyes magos o papa Noel para crecer y madurar como personas, debemos de dejar de creer en estos cuentos para adultos para poder madurar como sociedad. Es nuestra responsabilidad cuestionar, hasta lo que cada uno considere necesario, ciertas creencias que carecen de sentido hoy en día. Creer en Dios o dioses era necesario hace siglos, no había forma de explicarse el funcionamiento del mundo, pero gracias a la curiosidad, poco a poco, no sin dificultades, hemos ido avanzando hacia un estado de madurez intelectual. El problema por el que tales disparates y supersticiones se mantienen en la sociedad sin duda está, como la gran mayoría de los problemas, en la educación. La educación es la base de toda nuestra sociedad.

Difícilmente vamos a negar ciertas creencias cuando desde pequeño se nos mete en la cabeza ideas que aunque sean inconsistentes se nos han presentado como ciertas. Lo que nos dicen los mayores va a misa, nunca mejor dicho. No hay nada mas que mirar el fanatismo islámico. La solución a este y otros muchos problemas está en las aulas. Si invertimos en obtener un buen enfoque en la educación, estamos invirtiendo en el progreso y en el futuro. Conseguiremos niños mejor preparados y concienciados con el respeto y la sociedad, que a su vez serán padres más preparados, y con está simbiosis de educación hogar-aula, la sociedad convergerá poco a poco a una mayor perfección.

jueves, 25 de agosto de 2011

Hola Mundo

Bienvenidos todos a este nuevo Blog, Los Simposios de Donnie y Frank, donde se abordarán cuestiones de muy diversos tipos.
Y para amenizar esta inauguración un vídeo sobre uno de los personajes que da nombre a este sitio Web.